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Imagina: tienes tus maletas hechas, un destino en mente y por delante unos días de relax… ¡hasta que no puedes salir porque tus neumáticos han sufrido una avería! Tus vacaciones peligran por no haber hecho un correcto mantenimiento de los neumáticos y esto no es lo que queremos que pase, por eso te damos todas las claves para que puedas tener un mantenimiento óptimo de tus ruedas.

Paso 1: La correcta presión del neumático

Como decíamos, un buen mantenimiento puede evitarte muchas visitas al mecánico y uno de los aspectos que más problemas da es la presión de los neumáticos. Hemos hablado de ello varias veces en este blog pero no está de más recordarlo: una presión demasiado alta o demasiado baja influirá en la duración de nuestras ruedas y en nuestra seguridad al volante. 

Cuando mantenemos la presión de las ruedas a su nivel óptimo les estamos alargando la vida. Y no solo eso, también hacemos que su rendimiento sea el óptimo. Si te quedaras corto a la hora de inflarlos no solo la conducción sería más incómoda y el gasto de combustible superior, sino que estarías poniendo en peligro el desgaste prematuro de otros elementos del neumático como las bandas de rodadura. Un neumático con poca presión se desgastará de manera irregular y, además, se calentará más.

Si, por el contrario, te pasaras en la presión de tus ruedas, el centro de la banda de rodamiento se desgastará prematuramente, lo que reducirá tu seguridad al volante, especialmente si circulas por una calzada irregular. Al estar más hinchados, la superficie que está en contacto con el suelo también disminuye, por lo que el agarre de nuestras ruedas también se verá comprometido.

Paso 2: Controlar el desgaste y la profundidad

Como todo en esta vida, los neumáticos también se desgastan. ¿Y cómo sabemos que nuestros neumáticos lo están? Muy fácil, comprobando la profundidad del dibujo. Cuando vemos que el dibujo de la rueda es insuficiente es hora de cambiarlos. Si te vas fijando en este detalle de manera periódica siempre contarás con unos neumáticos que tengan un agarre preciso y necesario. Recuerda que lo que te juegas es mucho: tu seguridad.

Paso 3: El equilibrado de los neumáticos

Circular con los neumáticos desequilibrados puede comportar muchos riesgos para la seguridad de quien va en el vehículo y quien comparte carretera con él. Por eso, uno de los pasos más importantes a la hora de realizar un correcto mantenimiento de los neumáticos es tener en cuenta el equilibrado. Unas ruedas correctamente equilibradas hacen que tengamos menos vibraciones al conducir y también ayuda a la prevención de su desgaste. 

Cuando tus neumáticos están correctamente equilibrados no solo les proteges a ellos sino también a la dirección, la transmisión y la suspensión del propio vehículo. 

¡RECUERDA! Cada vez que cambies los neumáticos o los desmontes por cualquier circunstancia, has de reequilibrarlos.  

Paso 4: No te olvides de las válvulas

Aunque son elementos muy pequeños, las válvulas y los tapones cumplen una función fundamental. No está de más echarles un vistazo de vez en cuando y comprobar que todos siguen en su sitio ya que al ser de goma, suelen acabar deteriorándose. 

Las válvulas suelen doblarse debido a las altas cargas y los tapones pueden perderse o recibir golpes que pongan en compromiso la estanqueidad y la limpieza de los neumáticos. ¡Tenlos en cuenta!

Paso 5: Los hábitos de conducción

¿Eres un conductor agresivo? ¿Suelen dar acelerones y frenazos? ¿Circulas más por vías urbanas? Todos estos aspectos condicionan la salud de tus neumáticos e impactan directamente en su mantenimiento, especialmente en el desgaste de la banda de rodadura. 

Cuando conducimos de manera reposada podemos llegar a multiplicar por dos la vida útil de nuestros neumáticos y, además, ahorrarnos algunos euros en combustible. Sin embargo, la conducción agresiva, circular a alta velocidad y frenar bruscamente acortan la vida del neumático.

Paso 6: La limpieza

No por ponerlo en último lugar es que se trate de un paso menos importante, ¡ni mucho menos! El neumático es el único elemento del vehículo que está en contacto con la calzada y, por tanto, uno de los que más posibilidades tiene de ensuciarse. Polvo, nieve, sal, hielo, arena… Son muchos los elementos que pueden incrustarse en los dibujos del neumático y eso puede contribuir al deterioro del caucho. 

Si mantenemos una correcta limpieza de nuestras ruedas también estaremos contribuyendo a su buen mantenimiento. Lo ideal es limpiarlas con agua tibia y jabón neutro y debes evitar siempre los productos muy abrasivos, derivados del petróleo o con disolventes, ya que podrían dañar la goma.

Siguiendo estos sencillos pasos podrás alejar las visitas al mecánico y evitarás más de un susto en la carretera.

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